Hace tiempo estaba pensando en una cosa:
(Vuelve la Sonia filosófica)
Las cosas existen, porque aparte de que las compremos, las vemos, las tocamos y las utilizamos. Y esto es una realidad tangible.
Pues bien, nosotros dejamos algo en un cajón, como por ejemplo un peine. Nosotros sabemos que está ahí porque lo hemos dejado y porque lo hemos visto. Cerramos el cajón y dejamos de verle. ¿Estamos seguros de que sigue ahí? ¿De que no ha desaparecido? Total, si sabemos que algo existe porque lo vemos, porque lo tocamos, sino lo estamos viendo y no lo estamos tocando, puede que ya no esté.
Pero claro, después de pensar esto vuelves el cajón muy decidido, por si acaso se ha ido de verdad. Lo abres y ahí está ese peine tan bonito que te regalaron en tu cumpleaños.
Pero ahora yo digo, claro que está, porque lo ves y porque lo puedes tocar. Y como hemos dicho antes, si puedes verlo y lo puedes tocar, existe.
La pregunta no es si existe o no, la pregunta es si sigue en su sitio después de dejarlo. Sino lo ves no puedes estar totalmente seguro.
Eso me recuerda a una cosa, que no sé si la leí o si me la contaron.
Y es el cuento de un espejo. Que dice así:
Que los espejos están hechos para que alguien se mire en él, y por lo tanto, un espejo se quedaba muy triste cuando nadie se miraba en él, ya que dejaba de existir. Si vives para que alguien se mire y en ti y nadie lo hace, simplemente no existes...
Ala, se acabaron las reflexiones.
Se acaban las vacaciones L . En Murcia esta semana es vacaciones por el Bando de la Huerta. Esta semana santa ha sido muy relajada, sin hacer muchas cosas, mucho anime, muchas pelis y estudiando poco. Y esta semana del Bando de la Huerta ha sido distinto, pensado en cómo hacer el chaleco de mi disfraz, pintando la camiseta y estudiando mientras de tanto en tanto me leía un capitulo de un libro muy chulo.
Y eso es todo.
Esta mañana mirando algunas cosas viejas he encontrado un sobre donde ponía:
Frase de este post:
Da igual que el vaso esté medio lleno o medio vacío, siempre que sacie tu sed.
(Vuelve la Sonia filosófica)
Las cosas existen, porque aparte de que las compremos, las vemos, las tocamos y las utilizamos. Y esto es una realidad tangible.
Pues bien, nosotros dejamos algo en un cajón, como por ejemplo un peine. Nosotros sabemos que está ahí porque lo hemos dejado y porque lo hemos visto. Cerramos el cajón y dejamos de verle. ¿Estamos seguros de que sigue ahí? ¿De que no ha desaparecido? Total, si sabemos que algo existe porque lo vemos, porque lo tocamos, sino lo estamos viendo y no lo estamos tocando, puede que ya no esté.
Pero claro, después de pensar esto vuelves el cajón muy decidido, por si acaso se ha ido de verdad. Lo abres y ahí está ese peine tan bonito que te regalaron en tu cumpleaños.
Pero ahora yo digo, claro que está, porque lo ves y porque lo puedes tocar. Y como hemos dicho antes, si puedes verlo y lo puedes tocar, existe.
La pregunta no es si existe o no, la pregunta es si sigue en su sitio después de dejarlo. Sino lo ves no puedes estar totalmente seguro.
Eso me recuerda a una cosa, que no sé si la leí o si me la contaron.
Y es el cuento de un espejo. Que dice así:
Que los espejos están hechos para que alguien se mire en él, y por lo tanto, un espejo se quedaba muy triste cuando nadie se miraba en él, ya que dejaba de existir. Si vives para que alguien se mire y en ti y nadie lo hace, simplemente no existes...
Ala, se acabaron las reflexiones.
Se acaban las vacaciones L . En Murcia esta semana es vacaciones por el Bando de la Huerta. Esta semana santa ha sido muy relajada, sin hacer muchas cosas, mucho anime, muchas pelis y estudiando poco. Y esta semana del Bando de la Huerta ha sido distinto, pensado en cómo hacer el chaleco de mi disfraz, pintando la camiseta y estudiando mientras de tanto en tanto me leía un capitulo de un libro muy chulo.
Y eso es todo.
Esta mañana mirando algunas cosas viejas he encontrado un sobre donde ponía:
Frase de este post:
Da igual que el vaso esté medio lleno o medio vacío, siempre que sacie tu sed.