La Llamada

Este fin de semana me fui a la KDD como todos ya sabréis. Y fue en el autobús de ida cuando lo sentí.
Si tuviera que elegir entre “fuego, agua, aire y tierra” me quedaría con la Tierra. Si fuera un personaje de ESDLA me quedaría con Sam o con algún elfo. Todos los que me conocen saben por qué.
Aguanto la ciudad, me gusta la ciudad, pero no puedo evitar sentir la llamada de la Tierra de vez en cuando. Es verano y ya me he acostumbrado a que en verano me voy una temporada a la montaña.
Hay mucha gente que no la soporta, pero es que yo siento fascinación por ella.
No sabía si irme de campamento este verano, no me hacía mucha gracia irme a una Almogavería, y la verdad es que sigue sin hacerme mucha gracia, preferiría irme a un campamento normal y corriente de toda la vida.
Pero a principio de Junio me fui a una acampada de fin de semana (raro en mi ¿verdad?) y estaba mi amiga Loli convenciéndome para que me fuera al Nacional. Por la tarde me fui yo sola por ahí a darme una vuelta, me puse debajo de un árbol y pensé ¿Qué va a ser de mi verano sin un campamento? Cierto es que sobreviviría, y que además no me lo pasaría mal, ya que aquí tengo muchas cosas por hacer y tengo bastante compromisos sociales, pero es que yo sin la montaña y sin la naturaleza no soy nadie, parece como si no pudiera respirar bien, como si me faltara algo, y es que mis abuelos han contribuido para sentirme así.
Cuando era pequeña, mis abuelos maternos se compraron una casa en el campo y todos los findes y todos los veranos los pasaba allí, con mis primos y con mi hermana Laura. María como era pequeña (cuando se compraron la casa mi madre estaba embarazada de ella) iba con mi madre pero no se solía quedar allí a dormir hasta que no fue un poco más grande. Y aparte de esos veranos que jamás olvidaré, recuerdo irme con mis abuelos por ahí. Por ahí implica la montaña y el campo.
Y es que si lo llevo en los genes ¿Cómo voy a luchar contra “la llamada”?